Golpes, cicatrices de heridas, cicatrices de intervenciones quirúrgicas o de vacunas, intervenciones dentales (ortodoncia, endodoncia, implantes) pueden provocar una irritación crónica de las terminaciones nerviosas, como si fuera un cortocircuito eléctrico. Con inyecciones de pequeñas dosis de procaína en la zona del lecho dañado o de puntos anatómicos de los nervios afectados, conseguimos restablecer el orden biológico alterado y enfermo, logrando un cambio y un nuevo equilibrio en el sistema corporal de nuestro paciente.